Campeón olímpico Noah Lyles entrega su vida a Jesús y se bautiza: “Serviré al Señor”
El pasado domingo (28), el velocista estadounidense Noah Lyles, campeón olímpico en los 100 m y múltiple medallista en los Juegos de París y Tokio, fue bautizado en una piscina improvisada en Estados Unidos, acompañado por su novia Junelle Bromfield, corredora jamaicana y medallista olímpica, quien también tomó la decisión de descender a las aguas.
El video de la ceremonia fue publicado en redes sociales, donde ambos celebraron su fe y declararon su nueva vida en Cristo con la cita bíblica de Josué 24:15: “Yo y mi casa serviremos al Señor”.
El emotivo momento fue aplaudido por familiares, amigos y la comunidad cristiana, siendo visto como un ejemplo de fe y humildad por parte de dos referentes del atletismo mundial. Noah Lyles ha sido reconocido no solo por su velocidad—alcanzando títulos y marcas históricas equiparables a Usain Bolt—sino también por su gratitud a Dios tras cada victoria.
En una entrevista, Lyles relató que su fe fue clave para superar desafíos personales, incluidos problemas de salud como asma, dislexia, TDAH, ansiedad y depresión: “Lo que tienes no define lo que puedes llegar a ser. No dudes de Dios, porque Él sí puede contigo. ‘¿Por qué no tú?’”, compartió el atleta.
Lyles testimonió que orar y mantener una actitud positiva ha sido fundamental en sus logros deportivos: “Le agradezco a Dios todos los días por ayudarme a superar cada ronda, sano mental y físicamente”.
El bautismo simboliza una nueva etapa tanto para Lyles como para Junelle Bromfield, y su testimonio es inspiración para deportistas y jóvenes cristianos en todo el mundo. Ambos resaltaron el valor de rendirse a Dios aún en la cima del éxito profesional, asumiendo públicamente su compromiso con Cristo.
Noah ha manifestado que ve su carrera como un llamado con propósito: “Tuve que encontrar mi propio camino con Dios y fue a través de la pista de atletismo. Muchas veces dudé, pero Dios me dio señales claras de que estaba conmigo y prometí nunca volver a dudar de Él”.
Fuera de las pistas, la pareja muestra gratitud y propósito, señalando que el éxito no significa nada si no es acompañado de fe y de una vida marcada por principios sólidos.
El testimonio de Lyles y Junelle se une al de otros atletas de élite mundial que han encontrado en Jesús un fundamento más firme que el oro olímpico, recordando que al final, la victoria más importante es la salvación y una vida de propósito según los valores del evangelio.
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